“ Siempre gana quien sabe amar”
Hermann Hesse
Hace unos días comí con un amigo
soltero que me explicó cómo funciona eso del ligoteo. “ Ahora ya no se liga en
los pubs ni en los bares, ahora se liga por internet.” “ hay diferentes aplicaciones
donde te apuntas y cuando te ponen “ te gusta” es cuando decides si quieres o
no contactar con esa persona. Si a ti también te gusta, le permites ves tu
perfil “. Y me muestra una retahíla de fotografías de mujeres con poses más o
menos ridículas que parecían decir “mira qué guapa soy, elígeme”. A mí, que me
da pudor hasta cambiar la foto de perfil del Facebook, aquello me produjo vergüenza
ajena. El mercadeo de carne y exposición ante personas que no conoces, como si
las personas fuéramos solo un envoltorio y en esto del ligar y gustar no
funcionasen otros factores más que la vista, me pareció una involución absoluta
en lo que respecta a relaciones sociales. “ seamos sinceros, no se trata de
gustar o buscar pareja, se trata de follar”. ¡Acabáramos! “ Aunque yo me apunté
para conocer a gente. El otro día quedé con una chica y tras dos cafés se
enfadó conmigo porque no quería ser su novia”. O sea, que ellas buscan algo más
y ellos buscan echar un polvo. “En general, sí”.
Desde entonces estoy
reflexionando acerca de qué clase de educación hemos recibido las mujeres
hasta llegar a un punto en que no hay entendimiento entre los dos sexos. A
nosotras nos han vendido la estabilidad y el amor y a ellos el goce y disfrute
sin complicación. Como en todo, no se puede generalizar, pero sí pensar que
igual en alguna parte de nuestra formación y valores, los caminos se dividieron
y nos adoctrinaron de diferente manera. Que el hombre es más visual que las
mujeres es un hecho. Probablemente de ahí el exceso de preocupación por la
estética en las mujeres y el relajo general de los hombres cuyo éxito ya
estaría más o menos garantizado con tal de ser limpios. Por otra parte, somos
diferentes en la forma de encarar las separaciones. Las mujeres necesitamos
afrontar la situación, recuperar sosiego y tranquilidad para cicatrizar las
heridas y ellos enseguida se apuntan a páginas de citas o buscan suplente, como
si el amor fuese algo de mero consumo y las personas perfectamente
intercambiables y sustituibles. Amor de usar y tirar, relaciones que no
funcionan pero enseguida buscan sustituta, porque “tienen necesidades”. Como si las mujeres no
fuéramos seres humanos y no tuviéramos necesidades. Este amigo me decía hace
años “ no nos engañemos. Los hombres lo que buscan es un sofá. Cuando acaba una
relación, enganchan otra porque quieren otro sofá donde ver el futbol
acompañados”. Claro que esto podría ser cierto… en parte. Porque después está
ese otro grupo de hombres casados de doble vida y doble moral. Esos que salen
de fiesta con los amigos y si cae algo, no pasa nada. Eso sí, su “santa” en
casa con los niños, a la cual salvo que les descubran, no dejarán jamás, pero
sí pueden permitirse licencias al margen de la obligación conyugal, “ porque
tienen necesidades”. Ellas no, nunca las tienen, son ellos porque son
seres primarios con necesidades primarias. Entonces te preguntas si los
matrimonios no serán algo así como una sociedad mercantil, donde lo que
mantiene unidos a los “ socios” son los bienes en común y no quieren renunciar
a determinados estatus mientras miran para otro lado. “ Lo saben, solo que no
quieren verlo. Si no tienes relaciones con tu pareja, buscas en otra parte”.
Así que estamos como estamos, en una sociedad hipócrita de apariencia de
estabilidad mientras tiene doble vida y doble moral ( estoy segura que el 90%
de los hombres tendrían una relación extraconyugal si les garantizasen que sus
mujeres no se iban a enterar), una sociedad de amor de consumo ( a rey muerto,
rey puesto) y donde las relaciones sociales se han visto relegadas por las
relaciones virtuales donde el sujeto deja de ser subjetivo, con sus
características, cualidades, virtudes, personalidad, para convertirse en objeto
de deseo para consumo como un kleenex, un “ aquí te pillo, aquí te mato, sexo y
diversión sin complicación”.
Visto esto quizá yo sea una “rara
avis” en esto del amor de consumo, ligues por internet y doble moral. Será que
para mí las personas son singulares e insustituibles, cada persona es única y
por tanto, no intercambiable, que los afectos no se suplen con otra mancha de
mora y que las personas somos algo más que un cacho de carne con ojos a la que poner
puntuación. Que si uno está infelizmente
casado, debiera romper con lo que le hace infeliz y dejar de engañarse y
engañar, comportarse como alguien comprometido y dejar de pulular en los
dos estados civiles. O si uno acaba de romper con su pareja, darse un período
para asentarse emocionalmente y superar la pérdida de un ser querido. En todo
esto nadie se ha parado a pensar que las personas tenemos sentimientos, que si
uno espera algo más del otro, debiera ser claro, que hacer daño a la personas tiene
consecuencias si eres empático, y que te puede pasar a ti.
Ninguna red social ni aplicación del móvil pueden sustituir las relaciones personales, la de mirar a los ojos a las
personas y utilizar los sentidos para conocerla, la del amor a fuego lento,
sentir afectos y empatizar, la de la paciencia y el sosiego, la de la ilusión y
esperanza de que esa persona, merece la pena. Algo así como lo que cantaban “
Los panchos”: “alma para conquistarte, corazón para quererte y vida para
vivirla junto a ti”.